Por Keissy Guerrero
Pocas cosas tan josefinas como caminar un domingo entre chunches, cables enredados y regateos en voz alta. El mercado de las pulgas de San José, es una de esas tradiciones urbanas que no están en ninguna guía turística, pero que cualquiera que viva en Chepe ha visto, oído o —con suerte— explorado.

Este mercado es más que una venta de segunda: es un espejo callejero del rebusque josefino. Hay puestos con herramientas que ya no se fabrican, ropa usada doblada con cariño, controles remotos sueltos, monedas viejas, cuchillos, cables de celular que quizá sirvan, radios que suenan bajito y un montón de cosas más que parecen sacadas del cuarto de pilas de la abuela. Lo que para alguien es chatarra, para otra persona puede ser justo lo que andaba buscando.
Acá no hay estructuras modernas ni aire acondicionado. Lo que hay es un revoltijo sabroso: ropa de segunda, electrodomésticos misteriosos, herramientas con historia, juguetes de colección, monedas antiguas y algún que otro tesoro si tenés ojo fino. Todo convive sobre mantas en el suelo, tablones improvisados y toldos que parecen haber sobrevivido más de una tormenta. Lo curioso es que nadie está muy seguro de dónde viene todo, pero la consigna es clara: si lo ves y te sirve, agarralo antes de que otro se te adelante.
La gracia está en buscar. Hay que revisar bien lo que uno compra, porque nadie da garantía ni factura. A veces hay electrónicos que no prenden, a veces hay gangas de verdad. Depende de cuánto sepas ver, o de cuánta suerte tengas ese día. Pero lo cierto es que la experiencia vale más que la compra. No se trata solo de ir a conseguir algo barato, sino de caminar, curiosear y encontrarse con un Chepe que normalmente no se ve.

Los precios son tan variados como los artículos: podés conseguir un sartén en mil pesos o un combo de herramientas por tres rojos. El alquiler de un espacio ronda los ₡4.000, lo que explica por qué hay tantos vendedores que se la juegan solo los fines de semana. Algunas cosas vienen de Panamá, otras de Estados Unidos, algunas quién sabe de dónde. Y entre tanto revolver, puede que topés con un objeto que te devuelva un recuerdo o te provoque una risa.
El mercado de las pulgas se pone los sábados y domingos desde las 6:00 o 7:00 a.m. hasta eso de la 1:00 o 2:00 p.m., aunque a veces se extiende un rato más. Lo encontrás en Avenida 10, a la par del Mercado del Mayoreo y frente a la Municipalidad de San José. Hay parqueo en la zona y pasan buses todo el rato, así que llegar no es problema. Eso sí, llevá efectivo, bloqueador y zapatos cómodos. Y si te animás, llegá temprano, porque lo bueno vuela.
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